Construcciones antisísmicas

Los terremotos o seísmos son movimientos del suelo que se producen como consecuencia del choque de las placas tectónicas.

Los seísmos, dependiendo de su magnitud, pueden causar diferentes daños a las construcciones los cuales pueden producir unas grandes pérdidas económicas y en el peor de los casos costar vidas humanas.

Para ellos, desde hace mucho tiempo, se está trabajando constantemente en la elaboración de construcciones que en caso de que se produzca un seísmo puedan evitar los máximos daños posibles a infraestructuras o personas.

En BJC te contamos como se ha ido evolucionando en las diferentes técnicas y aprenderás a conocer más en profundidad los principales conceptos de las construcciones antisísmicas.

La necesidad de construcciones antisísmicas

Las construcciones antisísmicas se trabajan desde el área de la denominada ingeniería sísmica, que estudia el comportamiento de los edificios y estructuras sometidas a una carga sísmica.

Los principales objetivos de estos estudios son:

  • Entender la interacción de la infraestructura pública con los edificios y el propio subsuelo.
  • Confeccionar, proyectar, construir y mantener estructuras que resistan a la exposición de un terremoto, más allá de las expectaciones y en total cumplimiento de los reglamentos establecidos.
  • Realizar estudios que ayuden a prever las potenciales consecuencias de fuertes terremotos en las áreas urbanas y los efectos en sus infraestructuras.

Métodos de construcción antisísmica

Existen dos métodos principales para evitar los daños de los seísmos:

  1. El aislamiento de base: Donde se intenta aislar al edificio de las sacudidas que pueden afectar al resto del terreno.
  2. Dispersión de ondas: En donde el edificio no se aísla pero , se intentan mitigar los efectos de las ondas que entran en la estructura de diversas formas.

Una vivienda sismorresistente de albañilería confinada de ladrillo está diseñada y construida para que sus muros resistan a los terremotos. Para ello, debe tener una forma simple y simétrica en planta. Sus muros resistentes deben estar muy bien construidos y siempre deben estar confinados por columnas y vigas de cemento armado.

Podemos determinar, por ejemplo, las siguientes características de un buen edificio antisísmico.

Los parámetros que se tienen en cuenta para tener la configuración más óptima son los siguientes:

  • Escala
  • Simetría
  • Altura
  • Extensión de la planta
  • Distribución y concentración de masas
  • Densidad de estructura en planta
  • Rigidez
  • Piso flexible
  • Esquinas
  • Residencia perimetral

 

Japón el caso de éxito

 

 

En una localización de gran actividad sísmica como Japón se ha terminado por desarrollar una acción muy específica para la construcción de edificios, ya sea de grandes ciudades como de pequeñas urbes.

En el país nipón se ha trabajado en constituir una normativa específica para la construcción, que establece los requisitos mínimos con respecto a la estructura, sitio y el uso de las edificaciones a fin de proteger la salud y la propiedad de la nación y contribuir al bienestar público.

Tras el terremoto de Kobe, de 7,2 grados, donde se perdieron más de 5.000 vidas y más de 100.00 de edificios fueron destruidos esta normativa fue revisada en profundidad.

En grandes ciudades las construcciones implantan un sistema de aislamiento, pero, por ejemplo, en Japón vemos que se implanta en muchos rascacielos una solución denominada péndulo compensatorio, que permite amortiguar las masas.

Esta solución, se encuentra ubicada en la parte superior de los edificios y lo que provoca es que el centro de gravedad del edificio se vaya compensando evitando así su balanceo y posible desplome. Explicado de otro modo, cuando el edificio se mueve en una dirección, el amortiguador lo empuja en la dirección contraria y así absorbe el movimiento y consigue estabilizar el edificio.

La otra solución que suele aplicarse en este tipo de construcciones es el amortiguador de masas, nos lo podemos imaginar en pequeño en los coches de carreras en las zonas de las ruedas delanteras. Estos grandes ejes se colocan en la base de los rascacielos y absorben el impacto. En algunos casos, estos amortiguadores pueden colocarse entreplantas, como por ejemplo en el caso concreto del edificio Taipei 101, en el que el amortiguador de masas se encuentra ubicado entre las plantas 88 y 92.

Se calcula que esta construcción puede contrarrestar movimientos producidos por terremotos de hasta 7 en las escala Richter e incluso vientos de hasta 450 km/h.

A día de hoy, los rascacielos orientales son más resistentes y flexibles que años atrás, ahora se adaptan y neutralizan al mismo tiempo el movimiento sísmico y la velocidad de los vientos de los tifones. Es comprobada por tanto la eficacia de su sistema constructivo que va mejorando con el paso de los años y a toque de catástrofe, desgraciadamente. Es probable que a raíz del temblor que han sufrido recientemente los japoneses aparezcan nuevas leyes y procesos constructivos nuevos que mejorarán aún más la seguridad de los edificios y garantizarán mejor la integridad física de la población ante cualquier terremoto.