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Leyendo entre líneas
Este pequeño lugar de reflexión forma parte de una trayectoria artística con obras de una decena de artistas de la región de Borgloon-Heers, de la provincia flamenca de Limburgo. Obra del artista Gijs Van Vaerenbergh.
Esta «iglesia» se compone de 30 toneladas de acero y columnas de 2000, y se basa en un fundamento de hormigón armado. Mediante el uso de placas horizontales, el concepto de la iglesia tradicional se transforma en un objeto transparente de arte. Leyendo entre líneas se puede descifrar una reflexión sobre temas arquitectónicos como la escala o la planta pero el proyecto también enfáticamente trasciende lo estrictamente arquitectónico. Después de todo, la iglesia no tiene una función bien definida y se centra en la experiencia visual en sí misma (incluso se podría considerar que es un dibujo lineal en el espacio). Al mismo tiempo, la construcción demuestra que esta experiencia es en efecto una consecuencia del diseño, ya que se refiere explícitamente a las diversas etapas de su concepción: el dibujo de diseño, el modelo, etc. Aparte de eso, y debido a que la iglesia no cumple su función clásica, la construcción se puede leer como una reflexión sobre el patrimonio relacionado con la vacante actual de las iglesias de la zona y su reutilización potencial artística.
Iglesia San Josemaría Escrivá Balaguer
Obra de Sordo Madaleno Arquitecto, esta iglesia está situada en Santa Fe, en el oeste de la Ciudad de México. Dedicada a Josemaría Escrivá de Balaguer, es el elemento clave para la recuperación del espacio urbano donde se encuentra, convirtiéndolo en un símbolo de la ciudad. Inscrita en el simbolismo abstracto, el conjunto consta de tres partes: el templo, que es el edificio principal que destaca por su altura y la forma de la base de piedra; la iglesia misma; y, el resto del complejo se traza como un duplicado de la curva que da el origen.
El espacio está conformado por curvas que se transforman en líneas rectas que van desde la cruz hasta la parte superior. De esta manera permite que la luz del sol entre durante el día creando efectos interesantes en las paredes del vaso y define la composición desde el atrio de la entrada principal norte, donde la luz termina en el altar. Esta geometría crea dos paredes exteriores que se han cubierto de zinc. Además, las escaleras que están dirigiendo el movimiento de las paredes crean una textura de luces y sombras que viajan con el sol.