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De una casa en estado ruinoso a una vivienda llena de luz, calidez y nominada al Premio Mies van der Rohe 2015. Esta es la espectacular evolución que ha experimentado una casa ubicada en la localidad de Cilleros (Cáceres) en poco más de dos años.

premio-mies-van-der-rohe architect.bjc.esLos arquitectos Jonathan Anabat, Jordi Ayala-Bril, Aitor Fuentes e Igor Urdampilleta, al frente del estudio Arquitectura-G, proyectaron una reforma integral conservando las fachadas. Es decir, optaron por vaciar y sanear totalmente el interior de la vivienda manteniendo las fachadas de piedra y las medianeras de tapial, reorganizando por completo el interior alrededor de un patio.

La casa cuenta con cuatro estancias: cocina, salón y dos habitaciones, con su respectivo baño. El patio central está presidido por un abedul, de modo que el salón y la cocina se contagian del verde del interior del patio y el verde del huerto situado en la parte trasera de la vivienda. La selección del abedul no es casual, ya que su condición de árbol de hoja caduca contribuye al control climático de la vivienda: proporciona sombra en la época más calurosa y permite la entrada de la luz del sol en invierno.

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Con una superficie de 136 m2 y un presupuesto de 66.000 euros, la vivienda de Cilleros consigue una atmosfera cálida con el color rojizo de la cerámica, los baldosines catalanes rojos que cubren el suelo de la planta baja y el verde intenso del abedul. Unos colores penetrantes que contrastan con la blancura de las paredes, escaleras y parte del mobiliario, que se bañan de tonalidades y matices verdosos y rojizos en función de la luz que penetra a lo largo del día.

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Como explican los propios arquitectos, Casa Luz es un claro ejemplo que “lo contemporáneo no es utilizar materiales de última generación, sino aprovechar el saber hacer local y la fiabilidad de los materiales naturales adaptándose al contexto económico y geográfico”.

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Fotos: © José Hevia