Dar una segunda vida a un objeto que ha caído en el olvido es una tendencia en auge que ponemos en práctica todos nosotros con el fin de alargar la vida útil del objeto en cuestión. En arquitectura, la reinterpretación del espacio y sus funcionalidades es también un recurso emprado habitualmente para dar otra “cara” a proyectos ya construidos. En este post os hemos seleccionado tres ejemplos diferentes de intervenciones que comparten el denominador de ser instalaciones efímeras.
Índice de lo que podrás leer en este artículo
Cruzar el charco – Crosswalk
Durante el mes de septiembre de 2013, la céntrica y neurálgica Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife acogió un enorme paso de peatones poco después de que la plaza hubiera sido transformada en una fuente. Ésta fue la propuesta de los arquitectos Constanze Sixt y Rafael Escobedo de la Riva, en el marco de la exposición “40 años después”, que pretendía invitar a la reflexión sobre el estado actual de la ciudad, el espacio público y el papel que el arte juega en él.
La instalación del paso de peatones, a priori una intervención simple, acabó aglutinando un gran poder transformador: a pesar de que el espacio había dejado de ser una plaza (por excelencia, un punto de reunión y de paso de las urbs) para convertirse en una fuente, el emplazamiento cobra una dimensión más que contemplativa. Poco a poco, se observó cómo los ciudadanos y transeúntes empezaron a usar el espacio, a caminar encima del paso de peatones cuando la fuente estaba vacía o a bañarse cuando ésta se llenaba de agua.
La propuesta de Sixt y Escobedo de la Riva, que fue finalista de la última edición de los premios FAD en la categoría de Intervenciones Efímeras, consiguió potenciar las posibilidades de este nuevo espacio y contribuyó a la reactivación de la plaza urbana más céntrica de la ciudad.
www.youtube.com/watch?v=oNYVMDMv8cI
www.arquinfad.org/premisfad/edicions-anteriors/?edicio/2014/obra/7191/
The Pier
Viajamos hasta Tallinn (Estonia) para conocer al grupo de arquitectos y arquitectos paisajistas Kavakava OÜ, una firma con una marcada y original filosofía de trabajo abierta a explorar nuevas formas de convivencia con aquellos espacios en los que interviene. Observar, escuchar, sentir y dejarse llevar son las pautas que sigue este grupo de arquitectos antes de ponerse a trabajar.
En esta ocasión, os presentamos el proyecto The Pier situado en la ciudad de Tallinn, que formó parte en el año 2011 de la «Lift 11«, un festival de equipamientos e instalaciones urbanas. El objetivo del proyecto consistía en proponer usos temporales a determinados espacios, a la vez que debía poner de manifiesto la belleza de la descomposición del lugar.
Un viejo muelle que ya no cumplía con su uso real pero que podía ser un espacio ideal para tumbarse, sentarse o simplemente relajarse y disfrutar de un rato agradable fue el escenario escogido por el equipo de Kavakava OÜ para presentar una superficie en constante cambio. Con una sutil intervención, la superficie toma un aire distinto y enigmatizante, el hormigón deja paso a la madera y el viejo muelle se convierte en un espacio urbano que revive para la población.
Las obras de Kavakava OÜ son en su mayoría edificios públicos y diseños de espacios urbanos. Mientras los arquitectos contemporáneos hacen esfuerzos para crear espacios y superficies que parezcan inestables, The Pier se aprovecha de esta accidental característica para dejar paso a un terreno de pruebas.
Floating Bridge
“Un proyecto de fusión”, así es como RO & AD Architects definía la creación de un acceso adicional a la pequeña isla de Raveleijn, situada en Bergen op Zoom en los Países Bajos.
En el siglo XVII, el ingeniero militar holandés Menno van Coehoorn construyó una fortaleza en la isla de Raveleijn. Inicialmente, y siguiendo las pautas de lo que debía ser una fortaleza, se diseñó con un gran foso como sistema de defensa y sólo accesible por mar. Actualmente esta antigua fortaleza tiene nuevos usos y se ha transformado en un lugar idóneo para eventos y fiestas teniendo tan sólo un único acceso.
El proyecto para RO & AD Architects consistía en crear un acceso adicional que permitiera, además de acomodar mejor a los usuarios, proporcionar otra salida en caso de emergencia.
Para ello se pensó en un puente flotante, un acceso que no destruyera la historia del lugar. Idearon un puente de 80 metros de largo y una trayectoria basada en la ruta que se tomaba para llegar a Raveleijn. Este puente que se encuentra en el agua sigue un patrón curvo, estéticamente estudiado, además de cubrir los tubos de polietileno que le permiten flotar. Los acabados están hechos de madera de Accoya, de alta durabilidad, dando a la superficie un aspecto natural y bello que sumerge al visitante en la historia de la fortaleza.
El diseño invita al visitante a participar del particular paisaje cultural e histórico del lugar, a la vez que ofrece una visión sorprendente sobre la arquitectura tradicional holandesa. En definitiva, una original construcción en la que se fusionan la tradición y la tecnología.
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