Escondido en el bosque, rodeado por árboles y sinuosos senderos, se encuentra el Centro Etnográfico e Cultural do Río Mandeo. El edificio, situado en la localidad de Curtis (A Coruña), es obra del estudio Barge Bouza Arquitectura y encarna a la perfección el concepto de integración en el entorno.

centro-etnográfico architect.bjc.es

La construcción acoge el centro de formación e interpretación de valores culturales y etnográficos del Mandeo y se ha convertido en un punto de parada obligatoria para todo aquél que se adentra en los bosques que envuelven al río.

La estética del proyecto, de marcado carácter rural, es diáfana y versátil, y recuerda al estilo de los tradicionales “palleiros” gallegos (espacios anexos a las casas que generalmente se utilizan como almacén).

La estructura se basa en una pieza lineal que se divide en cuatro módulos, que pueden funcionar de forma autónoma o conjunta. En función de los usos que quieran darse al edificio, los módulos pueden distribuirse en diversas secuencias y recorridos, todos ellos adaptados a las propiedades de la parcela y el entorno.

Gracias a las formas geométricas y a este estilo fragmentado, tanto la planta como la altura del edificio –cuya escala es también respetuosa con las casas cercanas– se fusionan con el medio con total naturalidad.

La obra presenta una cubierta tradicional a cuatro aguas que se abre al exterior mediante lucernarios, que confieren al espacio una fuente de luz natural. Al igual que los módulos, las cubiertas pueden separarse en función de las necesidades del momento, reforzando así el espíritu versátil del proyecto.

En la construcción se emplearon materiales como la madera y el hormigón autocompactante. El uso de este último –muy poco habitual en diseños de geometrías complejas– es fruto de una pionera y exhaustiva labor de investigación llevada a cabo por Barge Bouza Arquitectura.

Erigido en 2012, el Centro Etnográfico e Cultural do Rio Mandeo obtuvo una mención en la Biennale Internazionale di Architettura Barbara Cappochin de 2013. Ese mismo año, el proyecto fue seleccionado para los premios FAD.

 

Fotos: Héctor Santos-Díez